Gerardo Chávez es uno de los pintores nacionales más reconocidos del Perú. Nuevamente en la capital despues de la ausencia de 5 años en las salas capitalinas Gerardo Chávez presentó (1 de septiembre) una exposición titulada "La justicia en su laberinto" en el Museo Pedro de Osma de Barranco, donde muestra toda su capacidad creativa de su reconocida pintura. A proposito de esta nueva muestra el Diario Correo le realiza la siguiente entrevista:
Correo: El nombre de la muestra, La justicia en su laberinto, habla más de ese laberinto interno que externo, de algo que tiene relación con la interioridad de cada quien.
Gerardo Chávez: Claro, cada uno tiene su propio laberinto y lo proyecta a lo que podría ser la justicia, que es este caso con todos sus pormenores: lo justo y lo injusto, pues todas esas realidades están relacionadas con ese mundo interno. Y en el caso de mi pintura, expreso esas inquietudes a través de los elementos con los que juego. Juego mucho con la anatomía, con los animales, con la naturaleza. Sin embargo, he jugado especialmente con la anatomía, la articulación de la figura humana es muy plástica, entonces eso me permite tratar a mis personajes en una superficie, como en una especie de danza.
Correo: Pero también hay un imaginario mitológico en tu pintura de manera bien marcada.
GCH: También, pero no es sólo mitológico porque el imaginario que yo veo es el que observo, miro o siento ahora. Eso, asociado a lo histórico o lo ancestral, es lo que me da esa especie de híbrido en el subconsciente. Y bueno, eso tiene un punto de partida surrealista. Pero esta apuesta pictórica se acerca más a la naturaleza, se acerca más a lo que existe, a la realidad. Es menos empeñada de expresar el sueño u otras simbologías. Esto vendría a ser una deformación que va creando una magia en el desplazamiento de los personajes.
Gerardo Chávez: Claro, cada uno tiene su propio laberinto y lo proyecta a lo que podría ser la justicia, que es este caso con todos sus pormenores: lo justo y lo injusto, pues todas esas realidades están relacionadas con ese mundo interno. Y en el caso de mi pintura, expreso esas inquietudes a través de los elementos con los que juego. Juego mucho con la anatomía, con los animales, con la naturaleza. Sin embargo, he jugado especialmente con la anatomía, la articulación de la figura humana es muy plástica, entonces eso me permite tratar a mis personajes en una superficie, como en una especie de danza.
Correo: Pero también hay un imaginario mitológico en tu pintura de manera bien marcada.
GCH: También, pero no es sólo mitológico porque el imaginario que yo veo es el que observo, miro o siento ahora. Eso, asociado a lo histórico o lo ancestral, es lo que me da esa especie de híbrido en el subconsciente. Y bueno, eso tiene un punto de partida surrealista. Pero esta apuesta pictórica se acerca más a la naturaleza, se acerca más a lo que existe, a la realidad. Es menos empeñada de expresar el sueño u otras simbologías. Esto vendría a ser una deformación que va creando una magia en el desplazamiento de los personajes.
C: En esta muestra existe algo importante en términos personales para ti, pues has cumplido cincuenta años como artista plástico.
GCH: Yo estuve pensando esto cuando había pasado la inauguración de la exposición y contaba a los amigos que había egresado de Bellas Artes en 1959 y son cincuenta años redondos. Durante mis años de formación en la década del cincuenta, eran años de estudiante, años donde manoseaba la pintura con ganas de ser un gran pintor.
GCH: Yo estuve pensando esto cuando había pasado la inauguración de la exposición y contaba a los amigos que había egresado de Bellas Artes en 1959 y son cincuenta años redondos. Durante mis años de formación en la década del cincuenta, eran años de estudiante, años donde manoseaba la pintura con ganas de ser un gran pintor.
C: ¿Qué significó ese viaje a Europa durante tu juventud para ti como pintor, como ser humano?
GCH: Para mí existieron momentos muy duros pero que pertenecían al aprendizaje, el aprender a soportar cosas, y detrás de todo eso venían la ilusión o ambiciones que uno tiene de querer "triunfar" sin saber después qué es el triunfo.
C: Quizá lo más importante en este tránsito es llegar a equilibrarnos de bienestar interno.
GCH: Absolutamente, y comenzando por la propia salud y la salud comprendiendo todo lo que uno imagina, todo lo que uno piensa, todo lo que uno hace y en especial todo lo que uno entrega. Eso uno lo aprende lastimosamente mucho después. Pero la entrega es algo fascinante. Además, uno sabe que nada de esto te lo vas a llevar, nada. Entonces, lo que tiene que quedar es algo que pueda ser ejemplar, que pueda trascender, que pueda marcar un poco ese camino que nuestros ancestros nos han dejado, pues somos herederos de una cultura extraordinaria.
Szyszlo
C: De otro lado, cuando se habló hace unos años de considerar el nombre de Fernando de Szyszlo para que el Museo de Arte Contemporáneo lo lleve, se originó una polémica donde se hirieron penosamente susceptibilidades de varios pintores. ¿Cómo percibes esto ahora?
GCH: Sí, es cierto. Y yo creo que si a Fernando de Szyszlo lo hirió un poco, a uno lo hirió más. En el sentido que uno no puede hacer nada contra otro artista. Sobre todo con un artista como Szyszlo que tiene su lugar muy bien ganado. Sin embargo, yo creo que poco a poco llegaremos a una conversación donde ya no nos frotemos con ese roce que permite resentimientos o cosas parecidas, pues el artista es un pensador en medio de todo y necesitamos de esa energía para poder de alguna manera defender nuestra creación e ir mucho más lejos.
Manuel Eráusqui
Diario Correo
Zulma Roque
0 Comments on ENTREVISTAS: Gerardo Chávez regresa a las salas de Lima as of 9/7/2009 5:32:00 AM
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