Lo recuerdo como si fuera ayer. Así fue como me desperté esa mañana. Con un dolor de cabeza que me superaba. Las piernas me dolían y me pesaban. El estómago me pedía agua y nada más que eso. Otra vez había caído en lo mismo. Esa era la única forma que encontraba para evitar el llorar tanto despues de un mal rato, despues de un mal momento, después de oír que me habías sido infiel y que querías que esto se terminara "por el bien de ambos".
Es verdad, una verdad lastima, pero la mentira mata y durante un buen tiempo me estubiste matando con tu mentira. Aunque yo no lo sabía, porque confiaba en vos, y a pesar de que todos me insinuaban que jugabas conmigo, siempre fuiste mi debilidad. Fuiste la única persona a la que quise, y la primera. Nadie había logrado lo que vos habías logrado en mí. Quizás por eso nunca aposté al amor. Siempre tuve la acorazonada de que no me iría bien en ese aspecto, siempre tuve miedo a arriesgar, pero por vos yo lo hice. Arriesgue muchas cosas y no querrás ni imaginarte como me sentí cuando disfrazandote de "la honestidad ante todo" me declarabas que me habias engañado, que todo este tiempo me habias mentido, que yo no era la única como vos solías decir que era, nada... todo eso nunca pasó, jamás existió, nunca sucedió.
No pude hacer más nada que decirte: Andate, no quiero ni verte, me das PENA, y te diste vuelta, dijiste perdón, casi automaticamente pero lo supiste fingir muy bien. Cruzaste la calle y te fuiste. Y yo estaba ahí, por fin soltando las lágrimas que no me atrevía a soltar delante tuyo, porque no te las merecías. Solo recuerdo que volví a casa. Me encerré en mi cuarto y tomé esa botella. Esa botella que me había acompañado despues de cada pelea estúpida que teníamos, pero que creí que valía la pena, porque una vez escuché que las personas que de verdad se quieren, por más peleas que tengan, las saben superar.
Bebí un trago, luego dos, luego tres y cuatro, y asi hasta acabar con esa botella de bebida blanca, tan clara como las cosas estaban en ese momento: vos no me amabas y nunca lo hiciste. Solo recuerdo ese calor que sentía en la garganta. Poco a poco aliviando el dolor, aunque solo lo haría momentaneamente. Y así fui a la terraza, observé el atardecer. Me dije que ya no lo veríamos juntos nunca más. El resto no lo logro recordar.
Por Julie