Cenicienta
Book Description
Hubo una vez un rey y una reina que deseaban mucho tener hijos. Despu�s de un largo tiempo, la Reina dio a luz una ni�a. Era tanta su alegr�a que el Rey anunci� una gran fiesta para el bautizo. Como madrinas de la peque�a Princesa invitaron a todas las hadas que hallaron en el reino, un total de siete.
El Rey prepar� para cada hada, de regalo, un cofrecillo hecho en oro, rub�es y diamantes....
MoreHubo una vez un rey y una reina que deseaban mucho tener hijos. Despu�s de un largo tiempo, la Reina dio a luz una ni�a. Era tanta su alegr�a que el Rey anunci� una gran fiesta para el bautizo. Como madrinas de la peque�a Princesa invitaron a todas las hadas que hallaron en el reino, un total de siete.
El Rey prepar� para cada hada, de regalo, un cofrecillo hecho en oro, rub�es y diamantes.
Las hadas en agradecimiento otorgaron a la peque�a princesa un don cada una.
1. �Ser�s la m�s bella de todas las doncellas!
2. �Tendr�s la bondad de un �ngel!
3. �La gracia de una gacela!
4. �Bailar�s con toda perfecci�n!
5. �Cantar�s como un ruise�or!
6. �Tocar�s todos los instrumentos musicales de maravillas!
De pronto, una mujer entr� en la sala. �Oh! �Era el hada malvada, perdida desde hac�a tiempo!
- �Se han olvidado de m�! - dijo muy furiosa, y lanz� un hechizo contra la Princesa: - � El d�a de tu cumplea�os n�mero diecis�is te pinchar�s con una aguja y morir�s!
La �ltima de las hadas buenas, que a�n no hab�a dado su regalo, dijo con, voz dulce: - Majestades, vuestra hija se pinchar� el dedo con una aguja, pero no morir�. Dormir� profundamente y pasados cien a�os un pr�ncipe la despertar�.
El rey, asustado, orden� que se destruyeran todas las agujas del reino.
Obra de 1890 del alem�n Alexander Zick[18] (1845 - 1907).
Pasaron as� quince o diecis�is a�os sin que nada ocurriese... hasta que un d�a la Princesa, paseando por el gran castillo, descubri� una peque�a habitaci�n. All� el hada malvada, disfrazada de anciana, cos�a con aguja e hilo... - �Nunca vi nada igual a esto! - exclam� la princesita tomando una de las agujas.
Entonces... �Se pinch� en el dedo, tal como hab�a predicho el hada malvada! Al instante, la princesita cay� al suelo y qued� profundamente dormida.
El Rey, desconsolado, traslad� a la bella Princesa y la a acost� en su hermoso lecho de oro y plata. Enseguida, mand� llamar al hada buena que, al ver la gran tristeza de todos los habitantes del castillo, dijo al rey: - Majestad: para que nuestra Princesa no se encuentre sola en el sue�o, dormir�n todos, y no despertar�n hasta que termine el largo sue�o de ella.
Tras haber pronunciado estas palabras, todos en el castillo cayeron dormidos. A partir de aquel momento, un bosque m�gico cubri� el castillo.
V�ktor Vasnetsov (1848 - 1826)[http://www.artprojekt.ru/Gallery/Vasnetsov/Vas25.html
Y as� pasaron cien a�os hasta que un apuesto pr�ncipe, montado en su corcel, paso cerca del lugar. Entonces, como por ensalmo, el caballo se detuvo. Tan pronto como desmont� el Pr�ncipe, el bosque impenetrable se abri� ante sus ojos y vio el castillo. El Pr�ncipe, intrigado, entr� en aquel lugar, donde todo el mundo parec�a dormir.
Cuando lleg� al magn�fico lecho de oro y plata, la hermosa Princesa dorm�a. Asombrado por su belleza, se inclin� y pos� suavemente sus labios sobre las rosadas mejillas de la hermosa joven.
�La bella Princesa despert�; Y con ella tambi�n despertaron todos los habitantes del castillo!.
�Todos comenzaron a bailar de alegr�a! Al d�a siguiente, los festejos terminaron con una gran boda que uni� para siempre a la Princesa y el apuesto Pr�ncipe enamorados.
[editar] Diferencias entre versiones
Tanto en el cuento alem�n como en el franc�s la historia sucede de manera similar hasta el momento del despertar de la princesa. S�lo var�an detalles como el n�mero de las hadas (13 en el primero, 8 en el segundo) o los presentes que reciben los invitados durante el fest�n que sucede al bautizo (platos de oro en el primero, estuches de oro en el segundo).
Sin embargo, mientras el relato de los hermanos Grimm es bastante simple para darle m�s encanto y sencillez, Perrault a�ade comentarios perspicaces e incluso comentarios humor�sticos.
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