CAPITULO II
Durante el asentamiento romano en Rodas, los Romanos todavía respetaban un poco a los Judíos, los necesitaban para la elaboración de sus mapas militares, y Khael los había ayudado en varias oportunidades ya que además de escritor era un excelente cartógrafo, conocía cada poblado, bosque, montaña, y toda el área costera de la isla de Rodas, situación que lo hizo muy útil para los romanos en sus planes de conquista.
La isla de Rodas siempre fue fuente de atracción para la educación de los hijos de romanos adinerados ya que esta tenia una riqueza cultural en el campo de las artes, y las ciencias, situación que fue de gran ventaja para los griegos en su comercio con los romanos.
A pesar de que Khael había sido prudente al esconder los manuscritos, y quería proteger por todos los medios a su familia no se olvidaba de esa ave mítica. Recordaba vividamente su presencia, nunca había visto nada igual, era un ave de un tono de fuego escarlata, que resplandecía en contraposición con el tono azul de los cielos.
Desde aquel día, Khael apenas dormía pensando en el ave Fénix.
-¿Qué te pasa? ¿Por qué no duermes? Todavía es temprano- le reclamaba su mujer.
- No es nada, tengo un poco de insomnio. Voy a comer un poco de pan con miel, y vino, a veces me ayuda para el dormir
Sara tenía muchos años viviendo con Khael, y sabía que algo lo inquietaba.
-¿Es esa ave, verdad?- le preguntó al regresar a la cama
-Tú, y tus sueños, no olvides que vivimos tiempos difíciles.
Khael no le contestó, y se metió suavemente para descansar un poco en la cama.
Lo que no sabia el mismo Khael era que su hijo mas pequeño David lo había estado observando las ultimas semanas, sabía que su padre tenia algo entre las manos, así que un buen día mientras su padre fue a comprar pescado al mercado, se metió sigilosamente en el estudio de su padre.
Revisó palmo a palmo su estudio, no había nada en las gavetas del mueble, ni en los libros amontonados, pero David no era ningún tonto, y entonces lo descubrió, al lado de los tintes, un pergamino enrollado, lo abrió sigilosamente, y pudo ver un mapa bien trazado de la isla de Rodas, y una línea trazada en color rojo hacia Kalymnos .
“Seguro que uno de estos días va en su busca”
Una tarde mientras su padre se encontraba recogiendo y organizando sus pertenencias en su estudio, David se le acercó.
- Padre, Me gustaría pescar un día con unos amigos, dicen que en Kalymnos se encuentran las mejores esponjas-
- Te lo prohibo, esa isla no solo es provincia Romana sino también es fuente de comerciantes de mala reputación.
David se quedo callado, él no se quedaría con eso, así que ideó un plan.
El padre de David tenia una pequeña embarcación a orillas de la playa, a pesar de que él apenas tenia 12 años, había acompañado a su padre en varias oportunidades en sus paseos en alta mar, así que estaba familiarizado con el.
Febo era su mejor amigo, un muchacho griego muy emprendor, sagaz, y audaz, estaba seguro que lo ayudaría, ya que no podría emprender esa aventura él solo, y menos sin el apoyo de su padre, buscaría la manera de que Febo lo acompañara.
Febo también se dedicaba a la pesca de esponjas, las pescaba en el atardecer en la isla de Kalymnos, y las vendía en un pequeño puesto en el centro de la ciudad de Rodas, con la venta de las esponjas a las mujeres romanas se había podido comprar una embarcación muy linda, que lo había convertido en un precioso velero.
Después del Sabbat, mientras toda su familia se encontraba descansando del día anterior, fue a visitar a su amigo Febo, y le contó todo.
-¡Es muy arriesgado! pero, tentador-
- Es decir, me vas ayudar- le preguntó ansioso David
- ¿le vas a decir algo a tu padre?-
-¿Estas loco? Me castigaría, desde que vinieron los romanos a la casa, esta muy temeroso por nosotros.
- Y, ¿Cómo nos embarcaríamos? Mi velero depende mucho si hay buen tiempo para navegar, por eso pesco las esponjas ya al atardecer.
-Por eso no te preocupes, tomaremos la embarcación de mi padre. Además, por el trayecto no te preocupes, mi padre tiene escondido en su estudio un mapa que elaboró el mismo con muchos detalles.
-Tendremos que llevar a Helena- dijo Febo
-¡Una mujer! Seria un estorbo- protestó David.
-Al contrario, ella se conoce con precisión la isla, además es mujer, seria muy útil para que esos romanos no nos molesten-
-¿Cómo?- preguntó David no muy convencido.
-Ella les ha vendido a buen precio las mejores esponjas, y además les prepara unos ricos estofados con salsa de picante- le dijo con picardía a David.
-El próximo sábado partiríamos, es un buen día ya que descansan en mi casa del ajetreo de la semana-
-Me parece bien, me da tiempo para organizarme, y comunicarme con Helena-
2 Comments on LOS PLANES DE DAVID, last added: 9/8/2012
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¡Hola Judith!
Pasé a saludarte y conocer tu blog. Muchas gracias por tu visita,
Un abrazo!
Blanca
Gracias amiga, espero que te haya gustado, es un humilde esfuerzo hacia el espacio de la Literatura Infantil. Un abrazo.